Se trata del hinchazón o inflamación del hígado que dificulta considerablemente las diversas funciones del hígado en el organismo. Se trata de una enfermedad que presenta una gran diversidad de causas, como por ejemplo:
- Células inmunitarias que atacan al hígado.
- Infecciones por virus (Hepatitis A, B, C, E...), por bacterias o parásitos.
- Daño hepático por alcohol o otras substancias tóxicas.
- Una sobredosis de ciertos medicamentos, como por ejemplo el Paracetamol.
Esta enfermedad hepática también puede ser secundaria a la aparición de otra en el hígado como la Fibrosis Quística, Hemocromatosis (tener demasiado hierro en el organismo)...
Las más importantes, en cuanto a su aparición y, mayoritariamente, por su permanencia vitalicia, son las Hepatitis A, B y C. Estas Hepatitis, como ya se dijo anteriormente, son causadas por virus y llegan hasta nuestro organismo de diferentes maneras dependiendo del tipo de Hepatitis del que estemos hablando.
- Hepatitis A. Se entra en contacto con el virus mediante las heces y la sangre de un afectado. El virus puede estar en el organismo hasta 45 días aproximadamente sin dar ningún tipo de síntoma. Este es el conocido como período ventana, en el cual se está incubando la enfermedad pero ya es contagiosa. También se debe destacar que no todas las personas tienen porqué tener síntomas, quedando enmascarados y pudiendo contagiar sin saberse que tienen esta enfermedad. De las Hepatitis, la A es la menos grave, pudiendo ser transitoria.
- Hepatitis B. Para contraer esta enfermedad, se tiene que entrar en contacto con el virus mediante sangre, transmisión madre-hijo y secreciones corporales como fluidos vaginales, semen o saliva de una persona infectada.
- Hepatitis C. Esta enfermedad se adquiere cuando sangre contaminada ingresa en un cuerpo sano. Se caracteriza porque la mayoría de la gente no presenta síntomas y es muy típico la derivación de esta enfermedad en Cirrosis Hepática.
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